No me acuerdo en qué momento alguien me llamo feminista por primera vez. A veces me lo llamaron con intención de descalificarme y otras de forma jocosa con sutiles variaciones. Al principio, es decir cuando empecé a vocalizar mis opiniones después de almacenar datos, vivencias y considerar que mi opinión era tan válida como otras, no sabía cómo reaccionar porque no sabía si era bueno o malo y si yo era eso. En algunas ocasiones, me defendía diciendo que no lo era, consciente de que eso no sería nada bueno para mi “popularidad”. Encontré una explicación a mi confusión al leer la cita de la escritora inglesa Rebeca West (1913): "No he podido descubrir exactamente qué es el feminismo: lo único que sé es que la gente me llama feminista cada vez que expreso opiniones que me diferencian de un felpudo".
En una ocasión, después del habitual y a veces cansino debate “hombre/mujer” a la hora del café, un amigo me llamó feminista como último recurso dialéctico, le repliqué con un “Machista”. Aunque en sí la palabra feminista no es un insulto, el tono empleado rozaba lo ofensivo. Reconozco que la palabra machista tampoco es su opuesto, pero estoy segura de que él no conocía ese matiz.
Tal y como dice Nuria Varela, el feminismo es impertinente. La denuncia de la desigualdad sufrida por mujeres casi nunca viene al caso y hasta resulta molesta en la mayoría de las conversaciones. En el momento actual de crisis, nos pedirán un esfuerzo y paciencia (¿Qué son unos años más comparados con los siglos ya pasados?) y nos sugerirán que no están las cosas para exigir el 30% de salario que nos deben.
No quiero dejar de ser impertinente, o “demasiado” feminista al reclamar la igualdad entre las mujeres y los hombres, porque sino dejaría de indignarme, o dicho de otro modo, no se me revolverían las tripas cuando viese desigualdad, hipocresía, violencia e injusticia de cualquier tipo, y dejaría de protestar contra ellas. Resulta difícil resistirse al desánimo ante la cantinela “Esto siempre ha sido así y las cosas no van a cambiar” repetida por algunas personas a modo de auto disculpa o, algunas veces, con afán de inducirnos a la resignación e inacción, pero sabemos que las cosas han cambiado y seguiremos cambiándolas.
Fdo. Cereza
Nota: Definiciones por la Real Academia de la Lengua:
Feminismo. 1. m . Doctrina social favorable a la mujer, a quien concede capacidad y derechos reservados antes a los hombres.
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