18 de marzo de 2012

¿a quien beneficia trabajar tanto?

Mi amiga Rosa y yo nos conocimos hace 30 años. Eramos compañeras de estudio y ella me ayudaba con los apuntes, porque en aquellos tiempos no iba mucho a clase, era imposible. Yo había empezado a trabajar y me habían metido unos turnos a todas luces ilegales, con jornadas de más de 10 días sin descanso y haciendo horas extras obligada por las "necesidades del servicio" y también porque trabajabamos siempre en pareja y por lo general mis compañeros estaban deseando hacer horas y a veces me encontraba desplazada a hora y media de mi casa y no tenía transporte para regresar.
Aquella situación era muy dura para mi. Se lo comenté a un amigo que me puso en contacto con su padre que era representante de CCOO que me miró los gráficos de trabajo y me explicó todas y cada una de las irregularidades que había. Con esa información comencé una larga relación espistolar con mi jefe, a quien exponía  los hechos, solicitaba su rectificación y finalizaba reservándome el derecho de reclamar  a través de los conductos legales establecidos, con acuse de recibo. Y Manolo, el de CCOO, me ayudaba con la reglamentación y el aspecto formal de las cartas, y también iba a interceder por mi ante el jefe, que estaba muy mosqueado porque yo estuviera reclamando tan tercamente, además siendo la nueva, la que menos derechos tenía allí de toda la gente que estabamos. Finalmente conseguí (conseguimos) que el jefe me cambiara el gráfico y poco tiempo después, me afilié a CCOO. De no haber sido por su apoyo, hubiera pringado no sé hasta cuando, porque aunque era y sigue siendo una empresa pública, esto no significa que no hubiera abusos. Y esto pasó hace ya 30 años...

Pues años después, cuando mi amiga Rosa terminó la carrera, empezó a trabajar aquí y allí, hasta que por fin entró de administrativa en el departamento de recursos humanos de una empresa. Al poco tiempo,la empresa les propuso  trabajar unas horas extras todas las semanas porque tenían mucho trabajo. Mi amiga dijo que no le interesaba hacer horas, pero la convencieron de que tenía que adaptarse a las necesidades del puesto, y ahora tocaba hacer horas. Y las hizo, a regañadientes, pero aceptó, la velada amenaza terminó por convencerla.
Al mes siguiente, en la nómina no aparecían abonadas las horas extraordinarias. Se las reclamó a la jefatura que dijeron que se las pagarían el mes siguiente.
Al poco tiempo, hablando con sus compas de trabajo, descubrió que la empresa NUNCA pagaba las horas extras.
Cuando la empresa volvió a pedir al personal hacer horas extras, mi amiga se negó. Le dijeron que si no hacía horas no la renovarían el contrato y ella contestó que si las hacía por renovar el contrato, supondría aceptar que haría siempre horas extras y nunca las cobraría, a lo cual no estaba dispuesta. No hizo las horas, renovó el contrato y estuvo trabajando en esa empresa unos cuantos años, hasta que al jefe le dió por dar el cerrojazo de un día para otro y se dió a la fuga con el capital de la empresa y dejando atras deudas, los salarios sin pagar y una plantilla de 40 personas que encontraron la puerta de su trabajo cerrada un día cualquiera que iban a trabajar.
Y esto pasó hace 25 años...


Y a lo largo de  los años cada vez trabajamos más horas, cobramos menos y en nuestra vida todo gira al rededor del empleo. Un empleo que nos impide estar con nuestras personas mayores, nuestras amistades, hijos e hijas y demás familiares Un empleo que nos quita el tiempo para dedicarlo a nuestras aficiones. Salarios por debajo de los 1000 euros que se van casi íntegros a pagar la vivienda (hipoteca o alquiler) y que deja pocos márgenes para otras cosas que no sean la manutención diaria. Cada vez más precariedad, menos coberturas sociales, menos poder adquisitivo... ¿quién se beneficia de nuestro trabajo?
Esta es una pregunta a la que merece la pena dedicarle unos momentos de reflexión. ¿qué beneficio obtenemos de nuestro empleo? contando todo el trabajo que hemos de hacer además del empleo: compras, comidas, limpiezas del hogar, lavadoras, plancha,  ir, venir, volver al cole, al centro de día, a consultas médicas, pediátricas... trabajo que hacemos en mayor medida las mujeres.
Una realidad que hay que cambiar, aunque los tiempos que corren no son los mejores, empecemos por ser conscientes de lo que sucede y comencemos a convencernos mutuamente que podemos cambiar nuestra actitud.
El miedo a perder el empleo nos ha traído un empleo más precario y desregulado, con menos derechos y peores salarios, y ahora tenemos miedo de perder también ese empleo... hay que romper el círculo vicioso. La Reforma Laboral ha venido para quedarse y si no conseguimos frenarla ahora ¿cuándo?.
El 29 de Marzo hay convocada una Huelga General, y YovoY.
Frambuesa
Foto: "Iana" La luz al final del túnel.

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