Asisto, con asombro y estupor, a una nueva ofensiva reaccionara de la oligarquía empresarial y política.
La presidenta de la Comunidad de Madrid se ha descolgado con una nueva y “maravillosa” idea: el anteproyecto de Ley de Dinamización del Comercio Madrileño. Tiene como objetivo la liberalización del horario comercial: apertura ilimitada las 24 horas del día, los 365 días del año. La justificación: será beneficioso para el consumo , el comercio, el turismo; pero, además, y como objetivo secundario, creará empleo, aunque no puede aventurarse a cuantificarlo ni, desde luego mucho menos, a valorar las condiciones de trabajo.
Según la Encuesta de Población Activa, tercer trimestre del 2011, en el sector del comercio, la población activa, distribuía según sexos, es: 12,7% mujeres y 6,1% hombres. ¿A quién afectará principalmente esta ley? ¿Las mujeres trabajadoras en el comercio de la Comunidad de Madrid podrán compatibilizar su vida social, laboral y familiar?
Pues sí, van a poder hacerlo, para eso están los mini-contratos. El presidente de la CEOE aboga por ellos: 400 euros/mes, 15 horas semanales en jornada flexible. Dice que en Alemania (locomotora económica de la UE, según dicen, pero callan cómo lo hace) ha generado empleo. Pero, el señor Rosell no dice que los sindicatos alemanes consideran estos mini-jobs un “eufemismo del desempleo encubierto que sirven para desmontar las conquistas sociales.”
Además, se atreve a designar explícitamente a sus destinatarias, “madres que no quieren abandonar el cuidado de sus hijos”. Resulta, cuanto menos llamativo, tres términos: madre, abandono e hijos. La trilogía del cuidado, diría yo. Los mismos términos, la misma ideología, el mismo dogma: machismo. Las recetas liberales no varían, las mujeres, cuidadoras, pero como la “cosa” está muy mal podemos dedicarnos algunas horas a obtener ingresos extras en un mercado laboral flexible.
Otras estampas del desahucio a la Igualdad: cierres de Casa de Encuentros de las Mujeres en Castilla-La Mancha, de casas tuteladas para mujeres víctimas de violencia de género en Cantabria, bibliotecas de Mujer y Género en Valencia. Rajoy informándonos que no habrá dinero para la dependencia, Cascos que no abona a los ayuntamientos las partidas de dependencia, las trabajadoras de ayuda a domicilio en encierros y manifestaciones porque no cobran. Y la lista, lamentablemente, continuará.
Cuidado, compañeras, el machismo avanza.
Xaro Menéndez
Acabo de llegar de unos días de descanso desconectada de todo una semana y estoy helada....lo único que podido ver relacionado con nuestro días a día sociopolitico fue el debate de ayer....
ResponderEliminarMe quedo sin palabras...lo único que me apetece es llorar con esta situación...Todos estos años han sido duros pero creo que nos queda afrontar un futuro donde tendremos que aunar fuerzas desde todos los ámbitos para impedir este acoso y derribo hacia nosotras, hacia las trabajadoras y trabajadores, no esperan tiempos difíciles.
Irene Garcia Iglesias.
Bueno el trabajo a tiempo parcial puede ser una solución, momentánea, para crear empleo. Pero me temo que si consiguen implantarla se quedará como una forma más de trabajo precario, porque en definitiva es lo que es.
ResponderEliminarEfetivamente en Alemania (y otros paises de Europa, Suecia, Bélgica, Holanda...) funciona ese sistema hace años pero está peor considerado porque los trabajadores no tienen tanta cobertura de la Seguridad Social, confiere menos derechos a los trabajadores y se remunera con salarios mucho más bajos y no existe la posibilidad de mejorar las propias perspectivas laborales...
El trabajo a tiempo parcial tiene cara de mujer, más del 80% de ese tipo de empleo se destina a mujeres y es por lo que es, para que sigan compaginando trabajo asalariado y no asalariado (cuidados, tareas de hogar) y por supuesto, también es menor el salario, peor cotización a la SS, menor el desempleo, menores pensiones de jubilación.
ResponderEliminarBlueLady eres un buen condimento en esta ensalada.
Y de acuerdo, hay que unirse y luchar, pero para ello, hay que adquirir conciencia de clase y también de género. Frambuesa (Ana Alonso)