Hola, soy Mª Josefa Pérez Básalo
y quiero relatar el calvario laboral que soporto desde hace casi dos años.
Desde hace 11, soy trabajadora en una empresa
con 25 empleadas que se dedica a la limpieza de portales y oficinas…
…todo
comenzó alrededor del mes de Agosto, en 2010, con un comentario repentino e
inesperado, venido de Dª Sagrario del Pozo Moreno –encargada de la empresa- que
me citaba en su oficina para recibir y firmar una queja recogida desde una
comunidad de propietarios. Tras 11 años llevando las mismas comunidades sin
queja alguna, obviamente para mi fue toda una sorpresa.
Ahí fue –como podréis imaginar-
el desencadenante de lo que después se me vendría encima. Firmé la queja,
entendiendo, pensando o llamarlo como
queráis, que era una circunstancia
puntual y sin más me dirigí a la comunidad afectada. Sorpresas te da la vida
dicen no ¿? Pues sorpresa tenía para mí ya que la comunidad negaba haber
interpuesto queja alguna. 11 años de trabajo bien merecían sinceridad y en este
caso no me dijeron nada porque no se quejaron de nada. Dejé pasar la situación,
no tenía sentido y sencillamente continué mi día a día en el trabajo.
Llegó la senda queja, esta era
una falta muy grave que yo ya no podía admitir. Acudí al departamento jurídico
de CCOO para poner la denuncia. La sentencia, fue una falta leve. A partir de
ahí empezó mi verdadera pesadilla… empezó el acoso, empezaron a perseguirme, a
atosigarme siguiéndome de comunidad en comunidad, llamadas que precedían a la
notificación de faltas y faltas y faltas. Secuela: una depresión de la que no
creía poder salir nunca y con la consecuente baja médica.
El 5 de Enero de 2011 se me
comunica, mediante burofax, que la empresa procede a mi despido disciplinario
incluyendo más de 5 hojas con quejas;
cartas escritas por presidentes de comunidad… pues de comunidad en comunidad
fui y aunque sería muy largo de relatar, es tan increíble que hay anécdotas que
os tengo que contar:
<<Una de las vecinas que
ignoraba que me encontraba de vacaciones contactó con la encargada ante el
descontento con el servicio de limpieza que la empresa estaba prestando –algo
inusual en 11 años-, en lugar de corregir el error afirmó que la limpieza
estaba siendo realizada por mi>>
<<en el segundo portal para
la empresa yo era –y así se o notificó a la comunidad- la responsable de
colillas en la escalera y descansillos, las pintadas del ascensor etc. Todo el
mundo sabe de sobra que una limpiadora entra, limpia y se va; no hacemos
guardia las 24h esperando para recoger lo que se tira.>>
Todo mentiras; estas cosas
ocurrían y me creo que hasta alguien llamara pero nunca pusieron una sola
queja, nunca en 11 años. Las quejas venían escritas por la propia dueña de la
empresa, Dª Teresa Mayo Pérez y así se demostró en el juzgado. Las quejas venían
encabezadas por el logotipo de la empresa Limpiezas Arte y dirigidas a los
presidentes de comunidad. Todo un sinsentido como así quedó sentenciado. Si
relatara cada situación no existiría espacio en este blog, no habría
ingrediente amargo por incluir en la ensalada que me han hecho “comer”.
En el mes de Abril, con sentencia
en mano de DESPIDO IMPROCEDENTE, tenían 5 días para la readmisión o en su caso,
la indemnización; que creéis que hizo…
readmisión. Pero no por mi gran labor ya que las quejas, denuncias y acoso
fueron ya un continuo en mi labor. Pero no era o no le debió parecer suficiente
el daño que me estaba haciendo –bueno, a mí y a mi familia- que limitó todo
contacto con el resto de compañeras, incluidas las 4 fijas que siempre han
estado a mi lado. Éstas últimas son quienes sufren hoy una situación similar.
¿Represaria? Personalmente creo que todo estaba preparado; primero la
representante sindical pactó dejando nuestro culo al descubierto, luego iban a
por las 4 fijas, –las eventuales le dan menos problemas económicos- se firman
finiquitos cada 6 meses, se trabajan horas extraordinarias obligatorias y sin
compensación económica (lo que se llama
por amor al arte vamos), y de todo esto tengo pruebas eh, lo que pasa que
claro, vulneran su derecho a la intimidad. Que ella vulnera todos los míos
si de acuerdo, pero no a los ojos de la justicia.
Lógicamente después de todo esto
me dio una crisis de ansiedad porque esto es inaguantable, auque estar de baja
no evitó que los seguimiento continuasen en mi vida cotidiana, en mi vida
personal… en mi día a día. Cómo si de una peli se tratase me veía perseguida por la furgona, me veía en los juzgados con
falta tras falta e incluso en un juicio por lo penal ante un intento de
agresión. Nada, falta de pruebas.
Hoy todo sigue igual, más
burofax, denuncias, esperas… faltas leves y graves… y un juicio además por
irregularidad; éste último puede ser –y espero, deseo, suplico- que sea el
final. Tengo 53 años y solo quiero trabajar, seguir trabajando como he hecho
toda mi vida. La crisis no me permite dejar de lado esto y sacrificar lo que es
mío porque aunque suene a lo fácil, solo quiero vivir, trabajar para vivir.
¿ACOSO? Llamarlo como queráis, para mi y mi familia está siendo una condena
injusta por hacer bien mi trabajo y no darle motivos a una empresaria que se ha
cansado de tenerme entre su plantilla y pretende borrar de un plumazo los
derechos que he acumulado, logrado y sudado para mi mañana, para mi futuro.
Será que no ha tenido bastante con las “riquezas” que nuestro sudor le ha
otorgado que quiere la miseria que te deja limpiar millones de escaleras, de
ventanas, de puertas, los madrugones, el frío… el día a día de una mujer de la
limpieza.
Hoy doy las gracias a los
propietarios de las distintas comunidades; a mis compañeras Mª Luz, Nissa,
Rossi, Belén; a ti Mayte de ccoo, a Mónica Iglesias del militante y sobre todo
a mi abogado particular, Solís, por estar siempre a mi lado, en cualquier
momento y sin condición; no sería justa si no hiciera crítica también de
aquello que no entiendo y que un día me defraudó y que fue el tiempo de reloj
que se nos presta como afiliados y afiliadas en los servicios jurídicos de un
sindicato, -cualquiera, no hago distinción-, somos personas que sufrimos, que pagamos
una cuota para sentirnos protegidos. El trato desde el sindicato puede llegar a
ser tan sumamente frío que me llegué a plantear muchas veces si merecía la pena
seguir con ello…
Más que empresaria yo la llamaría mala persona.
ResponderEliminarEstas practicas merecen un castigo mayor porque no solo atentan contra la economía y la dignidad de las personas sino también contra su salud.
Un fuerte abrazo.
Hablar sin saber es muy facil, la salud del empresario no la mira nadie. Cada uno mira por sus intereses, el empleado cuenta su version y siempre es el bueno pero lidiar con determinados tipos de empleados tambien es duro para empresario y familia. Ni los buenos son tan buenos ni los malos tan malos. Solo desearia que todos/as tuvieran las conciencias bien tranquilas.
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