12 de abril de 2012

Tan real cómo la vida misma.


Hola, soy Mª Josefa Pérez Básalo y quiero relatar el calvario laboral que soporto desde hace casi dos años. Desde hace 11,  soy trabajadora en una empresa con 25 empleadas que se dedica a la limpieza de portales y oficinas…


            …todo comenzó alrededor del mes de Agosto, en 2010, con un comentario repentino e inesperado, venido de Dª Sagrario del Pozo Moreno –encargada de la empresa- que me citaba en su oficina para recibir y firmar una queja recogida desde una comunidad de propietarios. Tras 11 años llevando las mismas comunidades sin queja alguna, obviamente para mi fue toda una sorpresa.
Ahí fue –como podréis imaginar- el desencadenante de lo que después se me vendría encima. Firmé la queja, entendiendo, pensando o llamarlo como queráis,  que era una circunstancia puntual y sin más me dirigí a la comunidad afectada. Sorpresas te da la vida dicen no ¿? Pues sorpresa tenía para mí ya que la comunidad negaba haber interpuesto queja alguna. 11 años de trabajo bien merecían sinceridad y en este caso no me dijeron nada porque no se quejaron de nada. Dejé pasar la situación, no tenía sentido y sencillamente continué mi día a día en el trabajo.

Llegó la senda queja, esta era una falta muy grave que yo ya no podía admitir. Acudí al departamento jurídico de CCOO para poner la denuncia. La sentencia, fue una falta leve. A partir de ahí empezó mi verdadera pesadilla… empezó el acoso, empezaron a perseguirme, a atosigarme siguiéndome de comunidad en comunidad, llamadas que precedían a la notificación de faltas y faltas y faltas. Secuela: una depresión de la que no creía poder salir nunca y con la consecuente baja médica.

El 5 de Enero de 2011 se me comunica, mediante burofax, que la empresa procede a mi despido disciplinario incluyendo más de 5 hojas  con quejas; cartas escritas por presidentes de comunidad… pues de comunidad en comunidad fui y aunque sería muy largo de relatar, es tan increíble que hay anécdotas que os tengo que contar:

<<Una de las vecinas que ignoraba que me encontraba de vacaciones contactó con la encargada ante el descontento con el servicio de limpieza que la empresa estaba prestando –algo inusual en 11 años-, en lugar de corregir el error afirmó que la limpieza estaba siendo realizada por mi>>

<<en el segundo portal para la empresa yo era –y así se o notificó a la comunidad- la responsable de colillas en la escalera y descansillos, las pintadas del ascensor etc. Todo el mundo sabe de sobra que una limpiadora entra, limpia y se va; no hacemos guardia las 24h esperando para recoger lo que se tira.>>

Todo mentiras; estas cosas ocurrían y me creo que hasta alguien llamara pero nunca pusieron una sola queja, nunca en 11 años. Las quejas venían escritas por la propia dueña de la empresa, Dª Teresa Mayo Pérez y así se demostró en el juzgado. Las quejas venían encabezadas por el logotipo de la empresa Limpiezas Arte y dirigidas a los presidentes de comunidad. Todo un sinsentido como así quedó sentenciado. Si relatara cada situación no existiría espacio en este blog, no habría ingrediente amargo por incluir en la ensalada que me han hecho “comer”.

En el mes de Abril, con sentencia en mano de DESPIDO IMPROCEDENTE, tenían 5 días para la readmisión o en su caso, la indemnización; que creéis que hizo… readmisión. Pero no por mi gran labor ya que las quejas, denuncias y acoso fueron ya un continuo en mi labor. Pero no era o no le debió parecer suficiente el daño que me estaba haciendo –bueno, a mí y a mi familia- que limitó todo contacto con el resto de compañeras, incluidas las 4 fijas que siempre han estado a mi lado. Éstas últimas son quienes sufren hoy una situación similar. ¿Represaria? Personalmente creo que todo estaba preparado; primero la representante sindical pactó dejando nuestro culo al descubierto, luego iban a por las 4 fijas, –las eventuales le dan menos problemas económicos- se firman finiquitos cada 6 meses, se trabajan horas extraordinarias obligatorias y sin compensación económica (lo que se llama por amor al arte vamos), y de todo esto tengo pruebas eh, lo que pasa que claro, vulneran su derecho a la intimidad. Que ella vulnera todos los míos si de acuerdo, pero no a los ojos de la justicia.

Lógicamente después de todo esto me dio una crisis de ansiedad porque esto es inaguantable, auque estar de baja no evitó que los seguimiento continuasen en mi vida cotidiana, en mi vida personal… en mi día a día. Cómo si de una peli se tratase me veía perseguida por la furgona, me veía en los juzgados con falta tras falta e incluso en un juicio por lo penal ante un intento de agresión. Nada, falta de pruebas.

Hoy todo sigue igual, más burofax, denuncias, esperas… faltas leves y graves… y un juicio además por irregularidad; éste último puede ser –y espero, deseo, suplico- que sea el final. Tengo 53 años y solo quiero trabajar, seguir trabajando como he hecho toda mi vida. La crisis no me permite dejar de lado esto y sacrificar lo que es mío porque aunque suene a lo fácil, solo quiero vivir, trabajar para vivir. ¿ACOSO? Llamarlo como queráis, para mi y mi familia está siendo una condena injusta por hacer bien mi trabajo y no darle motivos a una empresaria que se ha cansado de tenerme entre su plantilla y pretende borrar de un plumazo los derechos que he acumulado, logrado y sudado para mi mañana, para mi futuro. Será que no ha tenido bastante con las “riquezas” que nuestro sudor le ha otorgado que quiere la miseria que te deja limpiar millones de escaleras, de ventanas, de puertas, los madrugones, el frío… el día a día de una mujer de la limpieza.

Hoy doy las gracias a los propietarios de las distintas comunidades; a mis compañeras Mª Luz, Nissa, Rossi, Belén; a ti Mayte de ccoo, a Mónica Iglesias del militante y sobre todo a mi abogado particular, Solís, por estar siempre a mi lado, en cualquier momento y sin condición; no sería justa si no hiciera crítica también de aquello que no entiendo y que un día me defraudó y que fue el tiempo de reloj que se nos presta como afiliados y afiliadas en los servicios jurídicos de un sindicato, -cualquiera, no hago distinción-, somos personas que sufrimos, que pagamos una cuota para sentirnos protegidos. El trato desde el sindicato puede llegar a ser tan sumamente frío que me llegué a plantear muchas veces si merecía la pena seguir con ello… 

2 comentarios:

  1. Más que empresaria yo la llamaría mala persona.
    Estas practicas merecen un castigo mayor porque no solo atentan contra la economía y la dignidad de las personas sino también contra su salud.
    Un fuerte abrazo.

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  2. Hablar sin saber es muy facil, la salud del empresario no la mira nadie. Cada uno mira por sus intereses, el empleado cuenta su version y siempre es el bueno pero lidiar con determinados tipos de empleados tambien es duro para empresario y familia. Ni los buenos son tan buenos ni los malos tan malos. Solo desearia que todos/as tuvieran las conciencias bien tranquilas.

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