Jejeje... el nuevo gobierno asturiano tiene mayoría de mujeres.
Es noticia porque es la primera vez que sucede y porque en contadas ocasiones se piensa en mujeres para puestos de responsabilidad y decisión. Y no porque no haya mujeres preparadas, comprometidas, trabajadoras, con ideología, imaginación, disposición y un largo etc de motivos y motivaciones que puedan considerarse para contar con alguien para un equipo de dirección, sencillamente hay pocas mujeres porque normalmente son hombres los que ostentan el poder (los distintos poderes) y cuando piensan en formar equipo piensan en masculino.
Y habrá que esperar, poco, para saber qué opinarán la prensa, comentaristas, analistas y demás sobre la noticia. De entrada, lo primero que he leído es que es una medida populista... nadie diría nada si la mayoría fueran hombres, como suele ser habitual, como mucho una reseña sobre lo obvio y alguna queja de algunas de las muchas mujeres que esperamos que otras accedan al poder. Otras, no cualquiera. Mujeres con ganas de defender y abanderar la igualdad de oportunidades, la libertad, los derechos de decisión sobre nuestros cuerpos, que denuncien el sexismo y el machismo, que promuevan políticas y medidas que remuevan los obstáculos que encontramos las mujeres para vivir en libertad y para encontrar las mismas oportunidades que los varones, que llamen a las cosas por su nombre, que digan violencia contra las mujeres o de género, no doméstica o familiar, que digan feto y no bebé, que sepan identificar las discriminaciones y legislen contra ellas, claro, no quiero, ni queremos a Cospedal, ni a Aguirre, ni a todas esas que enarbolan los principios más reaccionarios y conservadores sobre lo que debe ser y no ser, hacer y no hacer, una mujer-mujer, pero para otras, para las demás, para nosotras... ellas ya lo tienen todo bien atado y bien solucionado y ordenado, entre otras cosas porque sus salarios se lo permiten tanto como su cinismo.
Y, claro, sobre el tema de la composición del gobierno asturiano, volverán las opiniones sobre las cuotas femeninas, que si sí, que si no, que si es discriminatorio, que si cada cual debería estar por su valía y bla, bla, bla... solo por probabilidad estadística y experiencias demostradas, si el tema fuera por valía pura y dura, hace siglos que las mujeres habrían llegado a ser presidentas de gobierno, presidentas de corporaciones, directoras, rectoras, gerentes, jefas, herederas de magníficos reinos, y otro largo etc. Sin embargo, la historia nos dice que llegaron pocas y de las otras muchas que estuvieron en otros ámbitos importantes de la humanidad, ha habido que hacer un arduo trabajo de investigación para que se sepa que existieron y habrá que hacer otro gran esfuerzo para que aparezcan en los temarios y libros de texto.
Y yo me pregunto, que el calor de éstos días me inspira y la compañía de tantas compañeras dirigentes sindicales con las que compartí debate, movilización, mantel, cañas y paseos: ¿y las cuotas de hombres?
Esos que llegan a tantos puestos de decisión por amiguismo, tacticismo, por estrategias, por equilibrio de poderes, por compasión, por recompensa... a esos, nadie les cuestiona la valía (tanto si la tienen, como si no tienen tanta), nadie dice que son cuota, nadie les ataca, nadie les ridiculiza ni menosprecia... la ancestral fraternidad (entre frater... entre hermanos) les protege, les limpia, fija y da esplendor.
Frambuesa
Foto: Iana.