17 de noviembre de 2013

brujas

Las brujas de Zugarramurdi, de Alex de la Iglesia.
LLevo dandole vueltas a la peli que fuí a ver hace unas semanas, aprovechando la semana del cine en la que rebajan el precio de la entrada (2,90 euros) y estaban las salas, todas, hasta la bandera de gente. En este caso, gente joven, mucha.
Entonces, hace unos días leí el artículo de María Castejón Leorza en Píkara Magazine que escribía con más y mejor autoridad sobre ella y me daba algunas claves sobre los papeles que desempeñan mujeres y hombres en esta disparatada historia.
La luz roja se me encendió ya con los créditos. Se desgranaban los nombres de actrices, actores, productoras... esas cosas, y de fondo, retratos magníficos de mujeres, muchas, de todas clases, actrices, pintoras, escritoras, filósofas... por allí desfilaban Marlene Dietrich o Frida Kalho, Simone Beauvoir y... y....y... ¿Margareth Thacher? ¿Angela Merkel?...
La segunda luz, en una de las primeras escenas, en el atraco al banco en que los rehenes varones comienzan a despotricar de sus ex mujeres: que si les dejan sin dinero con la pensión, que si no ven a los hijos.... en fin, primer estereotipo en todos los morros...).

Otra luz roja más, en el taxi, huyendo de la policía, una camaradería casi instantánea entre 3 de los 4 hombres que van en el taxi porque los tres se sienten inferiores frente a las mujeres de su vida (una exitosa abogada, un ama de casa de familia numerosa, una enfermera) ellas les intimidan por guapas, inteligentes, fuertes...
Otra luz roja: el padre separado que confronta, a través de su hijo, su atributo de padre (que no sus cualidades) y cuestiona las decisiones y normas que ha marcado su ex (osea, la madre de la criatura que es quien tiene la custodia), tales como cuándo hacer deberes, qué se come y qué no... Ahora las cosas se hacen a mi manera, dice el padre.

Otra escenita plagada de estereotipo, cuando la bruja joven declara estar enamorada de uno de los protagonistas, entra en una espiral de dudas, inseguridades y exigencias de lo más tópico pero, además, como tiene poderes, se acompañan de una histeria poderosísima que termina destrozando la habitación (se cae el techo, las paredes, hay viento y rayos y truenos) y lo que ella dice es que él tiene otras prioridades antes que estar con ella (osea, su hijo, por ejemplo), que si no la quiere lo suficiente, que si no le gusta...

Los hombres, infantiles, disculpados siempre de no hacer las cosas mejor porque su naturaleza se lo impide (el padre pierde a su hijo _ secuestrado por la bruja mayor_ pero se entretiene ligando con la bruja joven y olvida a su responsabilidad), la irresponsabilidad como diversión y tirando p´alante con las decisiones, sean las que sean.

Y luego la utilización completamente fuera de lugar y de historia que es la apropiación simbólica de la Venus de Willendorf, una deidad que representa a la mujer, madre, rotunda, sana, poderosa, (aunque no sea guapa según nuestros cánones actuales de belleza), aparece como una especie de monstruo que devora varones y luego los caga, como nuevos, como un nuevo nacimiento de nuevas masculinidades... Tendría que haber sido un parto, en mi opinión, por coherencia con el momento,  tras el alegato feminista de Carmen Maura como sacerdotisa suprema de ese clan de mujeres brujas que han sobrevivido a las hogueras de todos los tiempos (¡dios es mujer! clama).

Sin embargo, hay que reconocer que es, en general, divertida, disparatada, con un elenco de actores y actrices que lo hacen bien y creíble,  para mi gusto, Mario Casas borda el papel de chico joven, simple y sin grandes pretensiones; el taxista que interpreta Jaime Ordóñez, Carmen Maura, Carolina Bang y Terele Pávez, las brujas de tres generaciones, Enrique Villén, su personaje de pobre hombre al servicio y de tapadera de las brujas...
Lástima de todas las luces rojas que se encendieron en mi cabeza (hay más...) es lo que tiene ponerse las gafas violetas, que nunca más vuelves a mirar las cosas igual.

                                                                                                           Bruja Frambuesa.