¿Cómo no decir algo sobre las olimpiadas de Londres 2012?
Lo primero, evidente, es que han terminado y con ellas las consiguientes dosis anestésicas que, aún sin conseguirlo del todo, mantienen a buena parte de la sociedad enganchanda a la tele viendo la evolución de deportistas de élite en competiciones, eliminatorias y subidas y bajadas del podium. Y el añadido patriótico de las representaciones de cada país, entre ellos, el nuestro, España, es ya, en la escala anéstesica, morfina pura.
Lo segundo, evidente, es que el medallero español reluce más que el sol. aunque ni por asomo como en las de Barcelona 92, y han sido las mujeres las que se han elevado con la mayoría de las medallas. Las chicas, como las llaman en todos los telediarios, se han traído de Londres 11 de las 17 medallas de España, nuestra España.
Y yo tengo el corazón partío.
En varios trozos.
Por un lado, me alegra infinito que las mujeres se alcen con los triunfos, a la par que el sacrosanto fútbol y el semidivino tenis, se volvieran con el rabo entre las piernas eliminados a la primera de cambio.
Mucho más valor tienen esas medallas si además pensamos en que las mujeres representan poco mas del 20% de personas que estan federadas en algún tipo de disciplina deportiva.
Mucho más valor tienen esas medallas si, como sabemos, la mayoría son deportes minoritarios y/o feminizados y, por tanto, con una financiación pírrica, menos aún, en tiempos de recortes.
Por otro lado, me entristece pensar que han alcanzado el triunfo, a pesar de todos los obstáculos y dificultades que hubiera en su camino, a base de más, mucho más, esfuerzo, más, mucho más, sacrificio, más, muchas más, renuncias y más, mucho más, mérito.
Por otro lado me enorgullezco de ellas, porque luchan, porque se superan, porque triunfan, porque se abrieron camino y escribieron sus nombres en los anales de la historia deportiva y son un ejemplo.
Por otro lado, me indigna ver que éstos éxitos han pasado fugaces por las páginas informativas, por las televisiones, y hasta por las redes sociales... si hubieran sido Nadal, la Selección de Fútbol... aún estaríamos deleitándonos con las tomas épicas, a cámara lenta, de lo mejor de sus jugadas; el facebook estaría lleno de cosas del tipo " soy español, ¿a qué quieres que te gane?" Lo más que he visto es el "soy español, ¿ a qué quieres que te gane mi mujer?" colgado en el muro de alguien, ahora no recuerdo de quién.
Ydespejado ya el colocón olímpicoestival, la realidad está ahí. Siempre estuvo ahí, y ahí siguen los millones de personas desempleadas, los millones de viviendas vacías, los miles y miles de desahucios, el requetepago farmacéutico y sanitario, en fin, la mierda que nos está echando encima un gobierno felón al que la historia nunca perdonará.
Seguimos en la lucha, seguimos peleando, seguimos en la calle... nunca lo hemos dejado. Y en estas luchas, a nosotras, nos toca reivindicarnos, reivindicar nuestros triunfos, nuestra memoria, nuestra historia, nuestros derechos (como lo del aborto, que ya le vale al Opus y al dios que lo fundó) y no olvidarnos unas de otras, que en el trasiego de realidades, pasamos desapercibidas, aún siendo medallistas.
Frambuesa Paralímpica.(*)
(*) Porque también existen las Paralimpiadas.